lunes, 12 de mayo de 2014

"LA VIA DE LA PLATA Y EL CAMINO SANABRES"


              



      Como el resto de "Caminos" que hemos recorrido, "La Vía de la Plata y El Camino Sanabrés", también los hicimos siguiendo fielmente las flechas amarillas del camino oficial. Esto supone que en ocasiones los horarios parezcan exagerados en comparación con los kilómetros realizados, pero hay que tener en cuenta que en muchisimas ocasiones, hay que avanzar empujando las bicis debido a la inciclabilidad del recorrido, hay que cruzar multitud de vados y riachuelos, y una vez en el Camino Sanabrés, salvar puertos en los que literalmente había que avanzar subiendo las bicicletas por encima de las piedras.
      Para nosotros, hacer el Camino es seguir fielmente el trazado oficial, y abandonar este, es ir a Santiago en bici, pero no hacer el Camino.

LA RUTA: Sevilla-Santiago de Compostela ( nos salieron 1085 km, incluyendo el desvío que hicimos para visitar el Monasterio de Oseira)

LA EPOCA: elegimos abril-mayo y creo que acertamos plenamente, pues el campo estaba verde y florido, pareciendo en algunas ocasiones la paleta de un pintor. Antes hubiera habido demasiado agua y barro y mas tarde demasiado calor.

LAS PERNOCTAS: siempre en albergues. El precio medio de los albergues  de peregrinos es de unos seis euros y en muchos de ellos el donativo. Los albergues suelen estar en perfectísimas condiciones y algunos de ellos son lugares con autentico encanto (Salamanca, Zamora, Zafra, Monasterio de Oseira, etc....)

LAS COMIDAS: la comida y demás cosas que necesitábamos, procurábamos comprarlos en supermercados y tiendas.

HORARIOS: al principio de cada etapa, incluiremos los kilómetros y el horario aproximado, incluyendo en este la paradas para comer, hacer fotos etc....


UN LARGO PASEO POR LA HISTORIA



       El trazado por el que transcurre "La Vía de la Plata", es un larguisimo pasillo natural por el que desde tiempos inmemoriales se han desplazado los diferentes pueblos en sus migraciones del sur al norte peninsular. Durante buena parte del recorrido, testigo de nuestro paso, serán los restos de una antigua calzada romana que ha contemplado el paso de los años, los siglos e incluso los milenios, siendo testigo de las peregrinaciones a Compostela de los habitantes del sur peninsular. Durante mil kilómetros, pasaremos por bellisimas dehesas, salvaremos decenas de vados y riachuelos, cruzaremos vastas llanuras, dejaremos atrás el Sistema Central, cruzaremos importantes ríos como el Duero o el Guadiana, ascenderemos puertos intransitables en los que prácticamente tendremos que cargar con nuestras bicicletas, y finalmente pedalearemos a lo largo de la difícil y salvaje geografía gallega para llegar a nuestro destino: TODA UNA AVENTURA....



Arco de Cáparra: un símbolo inconfundible de la Vía de la Plata






1ª ETAPA: Sevilla-Almadén de la Plata ( 72 km y unas  8 horas)




      Salimos de la preciosa catedral sevillana, donde la tarde antes habíamos sellado nuestra credencial, para nada mas atravesar el "Puente de Triana" pararnos a desayunar en uno de los típicos baretos a orillas del Guadalquivir. Tras despedirnos de Javi y Jesús, en cuya casa habiamos pasado la noche como consecuencia de estar lleno el albergue de Sevilla (en Sevilla no existe albergue de peregrinos), iniciamos la marcha. Es la primera etapa; los primeros metros de los mil kilómetros que nos quedan por delante. Sabemos que ahora nos esperan las bonitas dehesas andaluzas y extremeñas: la sabana del sur de España.
      Los primeros kilómetros tan solo consisten en salir de Sevilla hasta Santiponce, pero desde aquí hasta Guillena, nos esperan largas rectas pintadas de un intenso verde tan solo interrumpidas por algún riachuelo que tendremos que salvar mojándonos los pies, y por fin llegar llegar a Guillena.
      Pasamos Guillena y seguimos por zonas de olivos y naranjos que poco a poco dan paso a encinas y los alcornocales por un terreno en el que esporádica y brevemente hay que bajarse de las bicis para salvar alguna que otra grieta o agujero en las sendas y trochas en que se ha convertido el Camino, y así sin mas incidencias llegamos a Castilblanco de los Arroyos donde nos preparamos un bocata que proporcione gasolina a nuestras piernas.
                                                               El comienzo del viaje                                                      



Después de Santiponce 



                                            Larguisimas rectas pintadas de un verde intenso




                                  Después de Guillena comienzan zonas de transito complicado


                           
Comienzan los encinares y alcornocales



                                                           Aurora entre las flores



                                               Idílica imagen entre Guillena y Castilblanco



El ganado es una constante en estos lares

      Salimos de Castilblanco y al poco empezamos a transitar por asfalto por una zona de subes y bajas que son un autentico rompe piernas pese a la belleza de las zonas que transitamos. Nos juntamos con un grupo de Holandeses y seguimos el viaje hasta el comienzo del Parque Natural de los Berrocales, donde nosotros seguimos por campo siguiendo las flechas amarillas, mientras los guiris siguen por carretera.
     El Parque de los Berrocales es de una belleza singular: espectaculares dehesas enmarcadas en la paleta de un pintor. Verde deslumbrante por todas parte, flores de todos los colores, pequeños riachuelos que nos salen al camino y que tenemos que salvar como podemos, así por terreno bellisimo y cada vez mas duro hasta llegar a la subida al Alto del Calvario, donde la dureza e inciclabilidad del terreno hace que tengamos que empujar las bicis hasta la cima. Desde lo alto, las vistas de la Sierra Norte de Sevilla son espectaculares, y si giramos la vista ciento ochenta grados y miramos hacia abajo, Almadén de la Plata aparece blanco y bellisimo a nuestros pies.


                                                                   Los Berrocales



                                               Preciosas dehesas sobre verde intenso



                                            El transito por el parque es una autentica delicia



Otra vista del parque



                                                   Atravesando uno de los muchos vados



                                                              En el Alto del Calvario



                                        La Sierra Norte de Sevilla desde el Alto del Calvario



                                                               La subida al Calvario



                                             Vista de Almadén de la Plata desde el Calvario



Anochece en Almadén


En Almadén de la plata hay dos albergues unos municipal que vale cinco euros y otro particular en el que cobran diez euros.






2ª ETAPA: Almadén de la Plata-Fuente de Cantos (57 km y unas siete horas)




      Salimos de Almadén de la Plata, y al poco de hacerlo, nos adentramos en una bonita dehesa de la Sierra Norte de Sevilla. La bruma de la mañana empieza a levantarse sobre los alcornocales dando a todo un aire de irrealidad, mientras en silencio avanzamos entre caballos sueltos y algunas reses bravas. El paisaje es precioso y pedaleamos ensimismados en el mismo, interrumpiendo la marcha el hecho de que varias veces tenemos que bajarnos de las bicis a abrir y cerrar cancelas que evitan que se escape el ganado. Terminan las zonas de pastos para comenzar un técnico ascenso en zona de monte, que en alguna ocasión nos obliga a poner pié en tierra. Nos perdemos durante una media hora, para volver sobre nuestros pasos y retomar las flechas amarillas. Salimos de los alcornocales, y una tendida bajada nos conduce directamente al Real de la Jara.



Nada más salir de Almadén




                                                         Por la Sierra Norte de Sevilla



Transitamos por una bonita dehesa



                                                       Caballos pastando en la dehesa



                                                          Otros habitantes de la dehesa



Abandonamos la dehesa para transitar por zona de monte



El camino empieza a empinarse




                                                       Y acabamos empujando las bicis



Llegamos al Real de la Jara



Castillo de construcción romana a la salida del Real de la Jara



      Salimos del Real de la Jara, y tras dejar atrás las ruinas de un castillo de construcción romana, proseguimos por un amplio camino de tierra repleto de continuos subes y bajas, que unidos al viento en contra que nos encontraremos hasta el final del Camino, nos va exprimiendo poco a poco las fuerzas. Camino del puerto que nos conduce a Monesterio, nos encontramos con un grupo de ciclistas que se dirigen a Sevilla desde Salamanca, enterandonos  de que este tramo de la Vía de la Plata es muy cotizado por los cicloaventureros. Cambiamos unas palabras con uno de los ciclistas, que por su aspecto (delgado y fibroso como las ramas de un olivo), y por sus ropas viejas y desgastadas, denota sus aventuras en compañía de su bici. Llegamos al inicio del puerto, el cuál  subimos por caminos, siguiendo fielmente las flechas amarillas. Por la carretera, este tipo de subidas se hacen aburridas y tediosas, aunque lo cierto es que esta subida es bastante fea, para terminar con una fortisima rampa que nos lleva directamente a un pequeño parque que se encuentra a la entrada de Monesterio. Tras haber comido unos bocatas, seguimos por zonas de dehesas, donde el camino coincide con el trazado de la antigua calzada romana . Dejamos atrás las dehesas, y tras una serie de subidas y bajadas vertiginosas que nos depositan en una amplia planicie, divisamos en el horizonte Fuente de Cantos, el cuál será nuestro punto de destino tras salvar los 11 km de aburrida planicie que nos separan de él.

                                 La antigua calzada romana comienza a coincidir con el Camino



                                                                Seguimos de dehesa



Fuente de Cantos en la lejanía



                                          Larga y tediosa llanura antes de Fuente de Canto
                                     


      En Fuente de Cantos, el albergue municipal estaba cerrado con lo que tuvimos que pernoctar en un albergue particular, donde por 15 euros por cabeza, nos dieron una habitación doble .También contábamos con cocina y un precioso patio donde pasar la tarde. Allí coincidimos con los cicloaventureros holandeses del día anterior, con los que no volvimos a coincidir al ir ellos por carretera y nosotros por caminos,.







                                                    LOS CUBOS DE LA VÍA DE LA PLATA



      En la Vía de la Plata y hasta Granja de Moreruela, donde dejamos aquella para seguir por el Camino Sanabrés, en lugar de las flechas amarillas y las conchas vieiras que seguíamos en el Camino Francés, Camino del Norte y Camino Primitivo, aquí seguiremos junto a las flechas amarillas, unos cubos de granito que jalonan toda la Vía. Estos cubos presentan unos azulejos, de tal forma que si el azulejo es de color amarillo y verde, eso significa que el trazado de la calzada romana y el Camino de Santiago coinciden plenamente. Si por el contrario el azulejo es todo amarillo, nos indicará que el trazado es exclusivamente el del Camino. Por ultimo, si el azulejo es únicamente verde, nos está indicando que estamos pedaleando exclusivamente por el trazado de la antigua calzada romana, sin que este coincida con el del Camino.

El cubo de granito nos indica que el trazado de la calzada romana y el del Camino de Santiago coinciden plenamente



3ª ETAPA: Fuente de Cantos-Mérida (89 km y 9 horas)




      Cuando leí en la guia el resumen de esta etapa, indicaba que era cómoda, salvo que hubiese barro, soplase el viento en contra, o que los vados llevaran demasiada agua para atravesarlos: HABÍA BARRO, SOPLABA VIENTO EN CONTRA Y LOS VADOS IBAN BIEN LLENOS DE AGUA....
      Entrabamos en zonas de barro con el esfuerzo que ello supone, que unido al viento en contra, hizo que esta larga etapa se nos hiciese un poco pesada.
      Salimos de Fuente de Cantos sobre las nueve de la mañana, y ya desde el comienzo, el viento zumbaba en nuestros oidos. Comenzamos pedaleando por una vasta llanura que al poco nos deposita en Calzadilla de los Barros. Empezamos a encontrar barro en el camino, lo que hace que la circulación sea lenta y penosa. Para llegar a Puebla de Sancho Pérez, nos perdemos en alguna ocasión, debido a la mala señalización, además de tener que seguir peleando con un barro que se pega sin piedad en las ruedas de nuestras maquinas. Luego están los pequeños riachuelos o vados que al ir bastante cargados de agua, nos obligan a bajarnos de las bicis, descalzarnos y arremangarme las mallas baratas que llevaba puestas, para poder pasar: durante dos días llevé mallas de campana, hasta que volvieron a un estado parecido al original. Poco después llegamos a Zafra, donde paramos a sellar en el albergue de la Asociación de Amigos del Camino, donde un amable e ilusionado hospitalero nos invita a un café y nos muestra las  magnificas instalaciones del albergue.

                                     Comenzamos con una vasta llanura azotada por el viento



                                               Uno de los muchos vados de la etapa



                                                                        Y otro



                                                         Seguimos llaneando por barro



                                                     Aurora en Puebla de Sancho Pérez


      Salimos de Zafra y afrontamos la única subida destacable de la jornada. Ascendemos sin mayor problema, para bajar como balas a los Santos de Maimona donde echamos un bocata. De los Santos a Villafranca de los Barros, básicamente es terreno llano entre olivares. De Villafranca a Torremejía, tan solo tendremos 25 km de interminables rectas, sin apenas vegetación y muchisimo viento. Tras llegar a Torremejía, decidimos hacer los quince kilómetros que nos faltan a Mérida. Estos últimos kilómetros los haremos inicialmente por una carretera secundaria abandonada y en mal estado, para seguir por campo en terreno de ligero descenso.
      La etapa ha sido larga y he machacado mi maltrecha rodilla izquierda más de lo debido. Empiezan las molestias y dolores en ella, los cuales me acompañaran hasta Santiago.

                                                 Bajada hacia Los Santos de Maimona



                                                 Llegando a Villafranca de los Barros



                                                 Etapa de largas y tediosas llanuras



                                                                Llegando a Merida



En Merida, tras quedarme sin cama, dí con mis huesos en el suelo, ja,ja,ja...



Merida


El albergue de Mérida se encuentra en un paseo junto al Guadiana. Cuando llegué ya estaba lleno, por lo que me busqué un colchón, lo tiré al suelo y ya tenía cama...




EL ALBERGUE DE ZAFRA



   A nuestro paso por Zafra, pasamos por el "Albergue de la Asociación de Amigos del Camino". Nuestra intención inicial, tan solo era sellar la credencial y seguir nuestro camino hacia Mérida. En el albergue conocimos a Antonio, el cual ejerce de hospitalero de este magnifico albergue. Mientras nos preparaba un café, conversábamos con este personaje singular, el cual irradia esa clase de entusiasmo que se contagia de una forma casi instantánea. Peregrino, hospitalero, pintor...., Antonio encarna el espíritu de la Vía de la Plata a su paso por Extremadura, y conversar con él  fué como ver la vida através de los ojos de un poeta.
      En cuanto al albergue, tan solo decir que no nos quedamos a pernoctar en el, puesto que aún quedaba mucho día por delante y decidimos continuar, pero las instalaciones son magnificas, contando con varias salas con literas, cocina, así como una preciosa azotea donde cenar y pasar las veladas estivales. Su coste es el donativo que el viajero pueda ofrecer, y no hay que desviarse ni un solo metro para llegar a él, puesto que está en el trazado del Camino.
      Así pues, lugar de parada obligatoria para el peregrino...


                                                               El albergue de Zafra



                                                                   Las instalaciones





                                                             En la azotea con Antonio




                                                      Nos despedimos del albergue




4ª ETAPA: Mérida-El Casar de Caceres (109 km y 9,5 horas)



      Después de la larga y monótona etapa anterior en que predominaron las largas llanuras tan solo alteradas por el puertecillo existente a la salida de Zafra, la que nos ocupa será una etapa en la que alternaremos diferentes tipos de paisajes, lo que hará que sea mas distraida que la anterior pese a ser aún mas larga.
      Salimos de Merida con un intenso dolor de rodilla izquierda, sin duda producto de la caña que la dí el día anterior. Después de casi veinte kilómetros por terreno entretenido en que pasamos por un pantano, y atravesamos terreno rompepiernas de subes y bajas, llegamos a Aljucén. De esta última localidad al comienzo del Parque Natural de Cornalvo, hay escasos kilómetros que cubrimos sin mayor problema. El parque natural que tenemos que atravesar, mayormente está formado por una larga y solitaria dehesa. La marcha es una delicia para la vista pero no tanto para las piernas, puesto que el terreno es una sucesión inacabable de toboganes con duras rampas, además de tener que transitar en ocasiones por zona de tierra suelta que hace trabajosa la marcha. Tras terminar la dehesa y transitar por un sendero larguisimo entre jaras en flor, llegamos a Alcuéscar, donde el a albergue de peregrinos está ubicado en el Convento de los Esclavos de María (donativo).


                                                       El Parque Natural de Cornalvo



                                                    Transitando por la dehesa del parque



                                                    Larguisimo sendero entre jaras en flor



                                                               Alcuéscar en la distancia


      Tras una breve parada en Alcuéscar para picar algo, continuamos la ruta pasando por pueblecitos como Casas de Don Antonio y Aldea del Cano, atravesando zonas de dehesa donde apaciblemente pasta el ganado. Nuestro camino pasará junto a los restos de la antigua calzada, así como de miliarios y puentes de construcción romana. Sin darnos cuenta y tras atravesar varios vados que se cruzan en nuestro camino, llegamos a Valdesalor, donde no podemos quedarnos a pernoctar en su bonito pero pequeño albergue, al estar este lleno y no haber colchones que echar al suelo para dormir. El trayecto a Cáceres y posteriormente a El Casar de Cáceres, se hace pesado debido al cansancio acumulado en el día, y a la monotonía del paisaje a transitar, compuesto principalmente por constantes toboganes. Finalmente pernoctamos en el albergue de peregrinos de El Casar.

                                                   Dehesas nada mas salir de Alcuéscar



                                    Puentecillo romano antes de llegar a Casas de Don Antonio



                                                    El primer miliario de la Vía de la Plata



 Bonito puente romano



                                          Mas encinas y alcornoques entre el campo florido



Seguimos por zonas de dehesa





UNA GUIRI MALEDUCADA

      La llegada al albergue de El Casar de Cáceres se produce bastante tarde. Allí me encuentro con un tipo de cierta edad, tranquilo y simpático, que se dedica a untarse en las rodillas un linimento que huele a rayos. Antoñito, que así atiende el susodicho, charla conmigo cierto tiempo para acabar metiéndose en la ducha. Al poco de estar en ella, comienza a dar alaridos pues se ha ido la luz. Por allí tirada en su cama, anda una alemana maleducada, que con muy mala leche me reprende porque se cree que sin darme cuenta he apagado la luz de la ducha del pobre Antoñito. La guiri, tras echarme una mirada de esas que te dejan impotente, se levanta he intenta conectar el interruptor,  para darse cuenta al poco que se ha ido la luz en todo el albergue y que yo no tengo la culpa de nada. Ahora soy yo quien la mira con intención de mandarla de una patada en el trasero a su país, ahorrandola de ese modo el billete de avión. Tras terminar Antoñito su ducha, conversamos acerca del Camino en voz muy baja, para al poco tiempo volver a la carga mi amiga la alemana, la cual nos regaña porque al parecer nuestras leves voces no la dejan dormir. A los pocos minutos, la señorita que acaba de regañarnos por hablar un rato, se dedica a roncar como si de un asno rebuznando se tratara, solo que ella no estará un rato, sino toda la noche tocando los coj..... Aurora y yo agarramos un par de colchones y nos vamos al pasillo, dejando al pobre Antoñito y resto de peregrinos soportando la serenata que les está propinando mi amiga.

      
                                           






5ª ETAPA: El Casar de Caceres-Grimaldo (43 Km y 5 horas)



        Salimos de El Casar, y nada mas hacerlo tenemos que empezar a lidiar con constante toboganes junto a zonas de labor. Atravesamos alguna que otra finca con ganado, en las que tenemos que abrir y cerrar varias cancelas. Las constante subidas y bajadas son una constante en la etapa que nos ocupa, y nos llevan a una zona de obras del AVE que nos obligan a dar algún que otro rodeo. Seguimos por un tramo que coincide con la carretera y por el que rodeamos El Embalse de Alcantara. Seguimos por fuertes subidas por caminos en ocasiones intransitables, para finalmente pasar frente a Cañaveral (sin entrar en el pueblo).


                                                     Pedaleando por constante toboganes



                                                                     Entre pastos



                                                           El embalse de Alcántara



A nuestro paso frente a Cañaveral


      Seguimos nuestra marcha después de pasar Cañaveral, por constante repechos entre piedras que ponen a prueba mi resentida rodilla debido al esfuerzo. Tras una bajada, comenzamos el ascenso al Puerto de los Castaños. El ascenso al puerto se va endureciendo poco a poco según vamos tomando altura. El firme es un arido camino cubierto de tierra y piedras sueltas. Comienzan unas rampas imposibles de subir pedaleando, con lo que nos bajamos de las bicis y comenzamos a empujarlas por un pedregal. Según camino, un sospechoso "crack" suena en mi rodilla izquierda. El dolor es intenso y continuo como puedo hasta comenzar el descenso por un pinar que nos llevará derechitos al comienzo de un idílico alcornocal.

                                                   Ascendiendo al Puerto de los Castaños



      La etapa, pese a ser corta está resultando dura y monótona, pero el final de esta se hace por un alcornocal de ensueño, que nos quita el mal sabor del día y de mis problemas con la rodilla, y que atravesamos pedaleando entre negrisimos toros negros que nos miran como si nosotros fuéramos los culpables de la crisis, y que hacen que avancemos bastante inquietos hasta que finalmente llegamos a Grimaldo donde pernoctamos en su pequeño albergue.

                                            Circulando por el alcornocal con toros al fondo



El sol resplandeciendo sobre la hierba verdisima



                                          Las bicis descansan a la sombra de un alcornoque



Haciendo de maletilla entre toros





6ª ETAPA: Grimaldo-Aldeanueva del Camino ( 73 km y 10 horas)


      Salimos de Grimaldo, precedidos de la horda de guiris que pernoctaron con nosotros en el albergue. No se como llevaran el cuerpo después de la parva de vinos que se colocaron entre pecho y espalda la tarde pasada en el bar junto al albergue. Atravesamos una bonita dehesa repleta de ganado, en la que varias veces tenemos que bajarnos a abrir y cerrar cancelas, para finalmente tomar una larga bajada que nos va a llevar directamente a Riolobos..

Los animales amanecen en el campo


                                                       Seguimos por zonas de dehesa        


Y mas dehesa


      De Riolobos continuamos primero a Galisteo, donde nos equivocamos y subimos a este pueblo amurallado en lo alto de una colina, para tener que bajar y retomar de nuevo el camino correcto a Carcaboso. Hasta esta ultima localidad, se trata de un tramo sin complicaciones donde el camino coincide con una carretera secundaria. Una vez en Carcaboso, paramos a llenar la tripa, para volver a continuar, ahora por camino de tierra en largo ascenso, para llegar de nuevo a una bonita dehesa repleta de ganado, cancelas y vados de agua que tenemos que salvar como podemos. Tras finalizar nuestro deambular por esta larga y bonita dehesa, el camino cruza una carretera para volver a internarnos en otro alcornocal que directamente nos llevará a las ruinas de la ciudad romana de Cáparra, donde está ubicado uno de los símbolos mas representativos de la Vía de la Plata y que no es otro que el arco cuadriforme de Cáparra.


                                    Después de Carcaboso continuamos por zonas de dehesa



El campo está radiante



El camino entre los encinares


                                                       
Bonito lago 



                                                       El Arco Cuadriforme de Cáparra



Dejamos atrás Cáparra y sus ruinas romanas



      Los 19 kilómetros que nos restaban de Cáparra a Aldeanueva del Camino se nos hicieron eternos. Se trataba de una zona encharcada en ocasiones, y repleta de riachuelos que teníamos que salvar como podíamos. Llegó un momento en que directamente nos metíamos en ellos. sin buscar las piedras o los lugares mas propicios para cruzarlos. Nos perdemos unas cuantas veces. Salvamos unas cuantas subidas empedradas e inciclabes con las bicis, para finalmente, cansados y quemados por el sol llegar a Aldeanueva. 

                                             Uno de los muchos vados que hay que atravesar



Y otro



                                                                     Idilica imagen




                                      EL ALBERGUE DE ALDEANUEVA DEL CAMINO



      En Aldeanueva existe un albergue privado y varios particulares que utilizan sus casas para hospedar peregrinos. Tal vez sea esa la razón por la que el albergue municipal se encuentra en una pésima situación. Pese a estar ubicado en una magnifica instalación, el interior se encuentra lamentablemente sucio, pues las personas que lo usan no se molestan en llevarse su basura, además de existir en  la única ducha con que cuenta, un agujero en el suelo desde el que se ve la planta de abajo. Así y todo, nosotros pasamos la noche en este lugar, el cuál no tardará en ser frecuentado por ratas en busca de basura. Aunque con el cansancio que llevábamos tras esta etapa, no me hubiese importado haber sido devorado por estas, mientras lo hubieran hecho sin meter mucha bulla.





Entrando en el albergue de Aldeanueva del Camino






7ª ETAPA: Aldeanueva del Camino-Fuenterroble de Salvatierra ( 42 km y 6.5 horas)



      Por delante se nos presenta una bonita y dura etapa, en la que atravesaremos el Sistema Central por el Puerto de Béjar, y seguiremos por terreno casi siempre ascendente y en ocasiones inciclable que nos obligará a bajarnos en repetidas ocasiones de las bicicletas.
      Comenzamos la etapa ascendiendo en dirección a Montemayor. Poco después de pasar esta población, comenzamos la ascención al Puerto de Béjar por la calzada romana, haciéndose dificultosa esta, debido a la fuerte inclinación y al empedrado del camino que luego se transformarse en una senda de tierra. Casi sin darnos cuenta llegamos al final de la ascención y comenzamos un pronunciado pero corto descenso. Paramos al final de este, junto a un pastor que cuida de un rebaño de cabras, con el fin de reparar desviador de cadena de la bici de Aurora, el cual no cambia. Tras un buen rato montando y desmontado, apretando y aflojando, ajustando y desajustando, y seguir sin funcionar correctamente la bicicleta, con aire curioso se acerca el pastor, y tras echar un vistazo al jodido desviador, le quita un chinarro que impedía su correcto funcionamiento, para poco después despedirse de nosotros y marcharse, probablemente pensando en el par de zopencos que dejaba atrás.

                                             Abajo se va quedando Baños de Montemayor



                                                Comenzamos el ascenso al Puerto de Béjar



Continúa el ascenso al puerto



      Continuamos por terreno en ascenso, por zonas en las que constantemente tenemos que bajarnos de las bicis debido a que el terreno está encharcado y a la existencia de zonas no ciclabes. Una carretera secundaria y poco transitada va justo al lado del sendero por el que transitamos, pero nos resistimos a dejar las marcas amarillas pese a la dificultad en el pedaleo. Llega un momento en que esta carretera y el camino se separan definitivamente continuando por este ultimo. El ascenso se recrudece y se hace mucho mas duro e inciclable, teniendo que empujar nuestras bicis por algunas zonas repletas de piedras, pero no importa: la imagen de las ultimas nieves del Sistema Central y su belleza nos mantienen embelesados, olvidándonos de la dureza de la marcha. Por fin llegamos a Calzada de Béjar...

                                                 Esta etapa nos depara preciosos paisajes



                                            Hacia La Calzada de Bejar por terreno inciclable



Idílicos paisajes enmarcados por el Sistema Central al fondo



                                                   Las últimas nieves del Sistema Central




El Sistema Central



     Salimos de La Calzada de Béjar, y por un ancho y cómodo camino de tierra, enfilamos hacia Valverde de Valdelacasa. Despues de las subidas anteriores, la comodidad del camino y las bonitas vistas de la sierra nevada, hacen que los kilómetros pasen sin darnos cuenta. Una vez en Valverde de Valdelacasa, volvemos a iniciar un duro ascenso de unos cuatro kilómetros que conducen a Valdelacasa, y que aunque se hacen íntegramente por asfalto, su dureza hacen que tengamos que emplearnos a conciencia. Acabo la subida con mi tocada rodilla echa polvo, por lo que paramos para recuperarme, aprovechando para comer algo tumbados en un bonito prado muy verde y salpicado de flores de múltiples colores. Despues de esto, continuamos por un bosque de robles que recibe el nombre de "Bosque del Peregrino", para poco después acabar llegando a Fuenterroble de Salvatierra.

                                                   Camino de Valverde de Valdelacasa




Ahora circulamos por un bonito y cómodo camino 



                                               Descansando a la salida de Valdelacasa



                                                   Camino de Fuenterroble de Salvatierra



                                                         El albergue de Fuenterroble




En el albergue



                                                          Tres burros alternando








FUENTERROBLE DE SALVATIERRA Y SU ALBERGUE



      Fuenterroble es un bonito y tranquilo pueblo situado a mil metros sobre la meseta castellana. Al encontrarse en un altiplano, la temperatura en invierno es bajisima, pudiendo encontrarse incomunicado durante largos periodos. Incluso a finales de abril cuando nosotros estuvimos pernoctando en su bonito albergue, cuando se fué el sol hacía bastante fresco. En cuanto a su albergue, decir que su precio consiste en el donativo que podamos dar, y que es otro de los lugares con muchisimo encanto por los que pasamos en nuestro viaje. En el patio del albergue, estaba viviendo un curioso personaje cuyo nombre no recuerdo, que vivía con su perro cruzado con lobo en una tienda como la de los indios de las pelis. Contaba que llevaba años de un lado para otro, no durmiendo jamás en una cama, y no permaneciendo demasiado tiempo en el mismo lugar. Un exótico personaje digno de conocer y escuchar sus historias.






                            8ª ETAPA: Fuenterroble de Salvatierra-Salamanca (53 Km y 5 horas).




      Nos espera una apasionante etapa por las tierras altas de Castilla, en la que pasaremos por espectaculares zonas de pastos y bonitas dehesas repletas de reses bravas.
       Nos levantamos a las 6:30, pues a las 7:00 horas, el albergue de Fuenterroble ofrece un desayuno a los peregrinos que pernoctaron en él la noche pasada. A las 7:40 horas, ya estamos pedaleando por un fascinante paisaje en que el ganado pasta en una vasta y brumosa llanura cubierta de verdes pastos y rocío. Continua la etapa por entre encinares y robledales, hasta que llegado un punto, las flechas amarillas se bifurcan a derecha o izquierda. Cogemos el ramal de la derecha y seguimos por zona de campo, con continuos sube y bajas, pasando por solitarios pueblecitos como Pedrosilla de los Aires, Monterrubio de la Sierra, y finalmente Morille.

                                             Los campos castellanos saludan el nuevo día



                                                       Nos espera una preciosa etapa



                          La bruma se levanta sobre los campos verdes, mientras pasta el ganado



                                    Al principio de la etapa: vastas llanuras cubiertas de rocio



                                                                 El Camino continúa



      Pasamos Morille y comenzamos una zona de constantes repechos que atraviesa zonas de labor, hasta llegar a una cancela que nos da acceso a una fabulosa dehesa salmantina, donde las reses pastan con toda tranquilidad. Nada mas atravesar la cancela y fascinados por un bonito prado cubierto de verde hierba, flores multicolores, y desde la que se divisa Salamanca en la lejanía, decidimos parar a prepararnos algo de comer tumbados en la mullida hierba. Me duele terriblemente la rodilla izquierda, pero como por arte de magia, pedalear por una dehesa donde docenas de ojos coronados por largos y afilados cuernos te miran con cara de pocos amigos, logran el milagro de que me olvide de ella. 

                                       Pasado Morille, paramos a comer en un bonito prado



                                  Radiante dehesa desde la que se divisa Salamanca en la lejanía



                                                       Pedaleando entre los alcornocales






      Tras dejar atrás la bonita dehesa, el Camino da paso a amplias llanuras en las que tendidos y largos toboganes se van sucediendo uno tras otro hasta que una corta y dura subida nos deja en un promontorio con una cruz en su cima, desde donde podemos divisar la ciudad de Salamanca.

                                                       Pedaleando hacia Salamanca



                                 El promontorio desde el que se baja directamente a la ciudad




                                                    SALAMANCA Y SU ALBERGUE



      Llegamos a la monumental ciudad de Salamanca, donde buscamos la ubicación del albergue de peregrinos. Este último, se encuentra ubicado en pleno casco antiguo, muy cerca de una de las dos catedrales con que cuenta la ciudad. El edificio construido en piedra, es un autentico lujo que linda con "El Huerto de Calixto y Melibea", donde los enamorados pasean por sus jardines y colocan candados con sus nombres en el forjado de un pozo de piedra existente en el centro del huerto. 
      Una de las cosas interesantes que nos ofrece el Camino, es el poder conocer a personas que se alejan de lo común. En el albergue de Salamanca donde pernoctamos, pudimos conocer a José, el cual nos contó peculiares historias acerca de sus dos años como hospitalero en Foncebadón. Él es un tipo fornido y no muy alto, con el aire displicente de los hippies de las pelis, y que lleva pateando la Vía de la plata desde hace al menos cincuenta días. Dice no tener ninguna prisa, y que cuando le parece bien, se para en cualquier lugar con su tienda de campaña, permaneciendo allí los días necesarios hasta que le vuelven a entrar las ganas de andar. Nos cuenta como para algunas personas, el Camino se convierte en un veneno sin el cual ya no pueden pasar después de haberlo probado (me temo que yo ya he probado ese veneno), y que año tras año, vuelven desde sus lejanos paises para volverlo a recorrer. De sus años de hospitalero, nos habla de un alemán que cada mes completaba el Camino Frances, y al llegar a Santiago, volvía a Roncevalles para iniciar de nuevo la caminata.                

                                  Para llegar al albergue, hay que cruzar el puente sobre el río Tormes



Caminando por Salamanca



"El Huerto de Calixto y Melibea", lindando con el albergue



El pozo de los enamorados




                                                              Los jardines del huerto




Las bicis a la puerta del albergue






9ª ETAPA: Salamanca-Zamora ( 67 km y 5 horas)




      Nunca había estado en Zamora, quizá fuera esa la razón por la que tantas ganas tenía de hacer esta etapa. En cierto modo me decepcionó, porque siempre me imaginé esta ciudad situada entre montañas, y en realidad se encuentra en una extensa llanura expuesta al azote del viento. Sin embargo, Zamora resultó estar muy por encima de mis expectativas. A la ciudad del Duero se accede a través de un puente romano que atraviesa el rio, y su casco antiguo consta de una ciudadela medieval culminada por un castillo y una impresionante catedral románica, estando sus calles salpicada de preciosas iglesias igualmente románicas. 
      El comienzo de la etapa se hace por carretera, saliendonos de ella poco antes de llegar a Aldeaseca de Armuña. A partir de aquí, el trazado esta bastante mal señalizado por lo que nos perdimos y nos costó volver a encontrar el rastro de las flechas. Seguimos pedaleando por terreno llano pasando por Castellanos de Villiquera y posteriormente por Calzada de Valdunciel. Después de esta localidad y prácticamente hasta El Cubo de Tierra del Vino, continuamos por una senda de tierra suelta que transcurre pegada a la autovía y que está repleta de continuos toboganes que suben y bajan. Estos veinte kilómetros se hacen muy pesados y son realmente duros al estar continuamente subiendo y bajando. Pasado El Cubo de Tierra del Vino, el terreno sigue picando hacia arriba, circulando por un camino de tierra que nos conducirá a una larga bajada bastante técnica al haber zonas con exceso de arena, que unida a la velocidad del descenso nos pueden desequilibrar la bici y dar con nuestros huesos en el suelo. Tras el descenso llegamos a Villanueva del Campeán, donde paramos a prepararnos algo de comer antes de completar los próximos once kilómetros que nos llevarán a Zamora, a través de una amplia llanura no exenta de repechones que nos harán subir y bajar constantemente.

                               Estamos ante una etapa en la que predominan las extensas llanuras



Campo salpicados de verde



                                                                   El camino continua



                                                   Miliario señalizando la Vía de la Plata



                                                               Zamora en la distancia



La ciudad del Duero



EL ALBERGUE DE ZAMORA



      La ciudad del Duero cuenta con un albergue de peregrinos cuyo coste es el donativo, y que es una autentica joya situada en pleno casco antiguo de la ciudad. A tiro de piedra de él, se encuentran multitud de monumentos y lugares dignos de visitar, como la catedral románica, el castillo y la ciudadela que lo rodea, así como númerosas iglesias igualmente románicas. Una vez llegados a Zamora, tan solo hay que atravesar el puente romano sobre el Duero, para tras una tortuosa subida entre callejuelas empedradas y con muchisimo encanto, llegar a estas instalaciones que en sí también son un monumento. 
      Nosotros pernoctamos dos noches en el albergue de peregrinos, debido a una importante avería en mi bici, por la cual no me quedó mas remedio que parar mas de lo previsto para repararla. Al mediodía del segundo día, esperando que abrieran el albergue, se encontraban un buen número de peregrinos en la puerta ( era un puente de varios días festivos). Entre ellos reconocí a Rafa, un vasco simpaticote y buena gente, que llevaba varios días tras la pista de un alemán al que dejó un rodillera, y cuando esta era necesitada por  su dueño, el dichoso guiri jugaba al gato y al ratón con Rafa para no devolversela. Aquel día el vasco echó mano al transfuga, y tras decirle que se iba a pegar a él como si de un tatuaje se tratara hasta que no le devolviera lo que era suyo, el susodicho, con gesto mohíno y agachando la cabeza, no tuvo mas remedio que desprenderse de la querida rodillera.
      Pero ahí no acabó el cabreo de Rafa, pues al intentar inscribirse en el albergue, no le dejaban por estar todas las plazas ocupadas. Delante de él llegó un nutrido grupo de excursionistas con las ropas impolutas, sin rastro de polvo en sus flamantes botas, y sin huellas en el rostro del intenso sol y el despiadado viento que ese día había soplado. Nuestro amigo, tras quedarse sin techo donde pernoctar, nos comentó como había visto al mencionado grupo trasladarse en coches sin hacer un solo metro caminando, mientras él había llegado hecho polvo a Zamora. ( en teoría, los albergues de peregrinos tan solo son para las personas que se desplazan de un albergue a otro andando o en bici, y así figure en sus credenciales de peregrinos). Tampoco contribuimos demasiado a disipar su monumental enfado, al comentarle como el día antes salimos del albergue de Salamanca al mismo tiempo que un vejete holandes, solo que él andando y nosotros en bici, y al llegar a Zamora ( donde se supone que él debería de haber llegado en dos etapas en lugar de en una), el pájaro se encontraba en el albergue mas chulo que un ocho y sin signo alguno de cansancio. Al preguntarle por la velocidad de sus pasos, tras esbozar una forzada y cínica sonrisa, trató de evitar a toda costa el tema.


     MORALEJA: TAMBIÉN EN EL CAMINO DE SANTIAGO HAY CARA DURAS... 


                                                              La catedral románica 



                                                          El puente sobre el Duero 



                                                         Zamora desde otro ángulo 



En el albergue






10ª ETAPA: Zamora-Santa Marta de Tera (88,5 km y 9 horas)




      Etapa larga y sin grandes desniveles que salvar, y a pesar de todo agotadora, debido al constante viento en contra durante los casi noventa kilómetros, además de un firme cubierto de gravilla y piedras sueltas que unido todo ello a la constante sucesión de toboganes y subidas y bajadas, hicieron de esta una etapa realmente dura.
      Comenzamos la jornada por anchos caminos por zonas de labor, donde los kilómetros pasan sin darnos cuenta. A la altura de Granja de Moreruela, el Camino nos da dos opciones: si tiramos hacia Astorga, seguiremos por la Vía de la Plata hasta llegar a esta ciudad donde empalmaremos con el Camino Francés, mientras que si tiramos para Orense, dejamos la Vía de la Plata para continuar por el Camino Sanabrés. Elegimos esta última opción...

               Comenzamos la etapa por zonas fáciles, donde los kilómetros pasan sin darnos cuenta



                                                     Continúan las monótonas llanuras




En Granja de Moreruela continuamos hacia Orense por el Camino Mozárabe o Sanabrés



      Seguimos ahora ya por el Camino Sanabrés, y lo hacemos la mayor parte del tiempo por anchos caminos plagados de constante repechos, que unidos al constante viento nos van minando las fuerzas poco a poco. El trayecto nos llevará a pasar por pueblos como Tábara y Bercianos de Valverde, por zonas de labor, y caminos entre jaras en flor. La etapa se está haciendo eterna y de tantos días sobre la bici, llevo el culo como los mandriles del zoológico, pero por suerte, por la tarde llegamos a Santa Marta de Tera donde hay un confortable y flamante albergue ( 5 euros), donde tan solo pernoctamos cuatro peregrinos.

                                                  El camino continua hacia la derecha



                                                      Pedaleando entre jaras en flor



Puente sobre el río Castrón



Los constante repechos que no nos abandonaran durante toda la etapa


      Llegamos al pequeño y acogedor pueblo de Santa Marta de Tera, donde pernoctamos en su flamante albergue. En dicha localidad, es posible visitar su preciosa iglesia románica, donde está la primera escultura que se hizo de Santiago ataviado de peregrino.

                                                 Iglesia románica de Santa Marta de Tera



                                                                      Nave central



                                                 La primera imagen de Santiago de peregrino



                                                                Entrada al albergue



                                             Una de las dos habitaciones con litera del albergue



                                                                         El comedor






                                11ª ETAPA: Santa Marta de Tera-Puebla de Sanabria (70 km y 7 horas)




      Las dos etapas anteriores, vastas llanuras monótonas y azotadas por un viento, hacen que esté harto de este tipo de terreno y suspire por las ya cercanas montañas sanabresas y gallegas. Tan solo nos queda la etapa que nos ocupa para llegar a ellas, la cual resulta ser amena y entretenida, preludiando la llegada de los grandes puertos de montaña.
      Amanecemos en el albergue de Santa Marta de Tera, y tras masajearme la dolorida rodilla, la cual curiosamente me duele mas cuando ando que cuando pedaleo, me desayuno con un coctel de antiinflamarorios para al poco estar pedaleando sobre mi bólido.
      Comenzamos pedaleando por frondosos caminos que transcurren próximos al rïo Tera, el cual atravesamos en alguna ocasión. Los kilómetros pasan sin darnos cuenta entre choperas, acequias y canales. En un determinado momento, comenzamos a ganar altura por zona de monte cubierta de jaras en flor, enfilando hacia un embalse que oteamos en la distancia y que acabamos bordeando por zona de subes y bajas hasta llegar a Villar de Farfón. Pasamos de largo para adentrarnos en zona de monte donde una estrecha senda entre robles nos va acercando cada vez más a Mombuey, población a la que llegamos tras cruzar una extensa llanura cubierta de pasto, donde ciclar se hace un tanto complicado, y desde la que divisamos las ultimas nieves sobre las montañas sanabresas.

                                             Comenzamos la jornada entre frondosos caminos



 Entre las jaras en flor divisamos un pantano el cual habrá que rodear antes de llegar a Villar de Farfón



                                                               Camino de Mombuey



                                      Al fondo, las últimas nieves de las montañas sanabresas



                                                       La iglesia templaria de Mombuey





      En Mombuey aprovechamos la tibieza de una soleada mañana, para comer algo en un parquecito junto a la curiosa iglesia templaria de la localidad. Al reanudar la marcha, continuaremos por amplios caminos salpicados de pequeñas y coquetas aldeas sanabresas, que anuncian de forma gradual un cambio en el paisaje. Los kilómetros pasan entretenidos, mientras un paisaje enmarcado por las montañas que se dibujan al fondo, no va acercando más y más al final de la etapa. El trayecto hasta Asturianos es cómodo y rápido, pero desde aquí hasta Palacios de Sanabria, nos movemos por zona empedradas, encharcadas y cubietas de barro que nos obligan a ir caminando como podemos por el barrizal, al tiempo que empujamos nuestras bicis. La zona es frondosa, y de vez en cuando, al borde del tupido camino se abrén claros cubiertos de pastos verdes y frescos, que brillan bajo el sol del mediodia y que en ocasiones nos deparan alguna que otra sorpresa: mientras pedaleamos sobre nuestras bicis y de un claro de bosque que se abre a nuestra derecha, como figuras fantasmales aparecen una manada de venados que sorprendidos huyen de nuestra presencia... Una larga subida demora la aparición de Puebla de Sanabria en el horizonte, hasta que de pronto aparece la mencionada localidad en las distancia, la cual resulta ser mucho mas bonita y espectacular de lo que me la había imaginado.

                                             Pasado Mombuey, comienza un cómodo camino



                                      Pasado Asturianos nos internamos en bosques frondosos



De vez en cuando, en los claros del bosque nos sorprende la fauna local



                                                      Puebla de Sanabria en la distancia



                                                                        El albergue




                                                              PUEBLA DE SANABRIA



      Nunca antes había estado en tierras sanabresas, y debo de confesar que estas me sorprendieron gratamente. Después de un largo ascenso en el que él Camino pisa el asfalto de una carretera secundaria escasamente transitada, llegamos a un promontorio desde el que se divisa un amplio valle rodeado de sugerentes montañas vestidas aún de blanco, y en cuyo centro se alza Puebla de Sanabria.. Es esta una preciosa y monumental localidad, cuyo casco antiguo se alza sobre una colina donde un castillo medieval y la ciudadela que lo rodea, contemplan desde las alturas como a sus pies tranquilo y apacible serpentea el río Tera. En la parte baja de la ciudad, y al otro lado del puente que atraviesa el río, se encuentra el albergue, situado en una vivienda que cuenta con habitaciones con literas, cocina y un bonito patio donde dejar las bicis y tomar el sol. Se trata de un albergue privado cuyo coste son diez euros y el cual está atendido por una señora simpática y bromista a mas no poder, la cual hace las veces de anfitriona.
      Esa tarde conocimos a Mirian y José, los cuales también son cicloaventureros como nosotros y tenían las bicis aparcadas en el patio del Albergue. Enseguida conectamos con esta simpatica pareja de gallegos, que irradian ese tipo de entusiasmo que acaba contagiándose. Mirian es extrovertida, simpática, habladora, mientras que José se mostraba mas introvertido, pero atento y educado. Los cuatro hablamos del Camino, de aventuras presentes, pasadas y futuras, y como no, de las etapas que nos restan para pisar la Plaza del Obradoiro. Sea como fuere, al día siguiente cuando iniciamos la marcha, presentí que nos volveriamos a ver, y así fué...

                                                               Subiendo al castillo 



                                                        Dentro de la ciudadela medieval 



                                                                 Detalles del castillo 



                                                           Las calles del casco antiguo



                                                El río Tera visto desde el casco antiguo




                                                 La noche cae sobre Puebla de Sanabria







                               12ª ETAPA: Puebla de Sanabria-A Gudiña (59 km y 10 horas)




      Comienza la salvaje geografía gallega, y con ella los grandes puertos de montaña y la abundancia de zonas no ciclables.
      Estamos ante una durísima etapa equiparable a las etapas del Camino del Norte y del Camino Primitivo, aunque por ahora, el record en cuanto a dureza se refiere, lo sigue manteniendo los 35 km que van de Pola de Allende a Grandas de Salime en el Camino Primitivo.
      Si vemos los comentarios que las diferentes guías hacen de esta etapa, nos la ponen como dura y que tan solo 13 km se hacen por camino. Lógicamente, este comentario se debe a que la etapa la han hecho prácticamente en su totalidad por carretera. Si se hace íntegramente por donde van los caminantes y por consiguiente por donde indican las flechas amarillas, entonces la etapa se convierte en durísima y 52 de los 59 kilómetros se hacen por caminos, veredas, pedregales, zonas embarradas y escarpadas y tan solo 7 los haríamos por asfalto.
      Amanece en Puebla de Sanabria, y tras preparar las bicis y despedirnos de nuestros amigos comenzamos la etapa. En su inicio y hasta Requejo, ya empieza a picar hacia arriba, si bien, lo peor es el terreno por donde tenemos que ciclar, compuesto de gravilla y piedras que hacen que en númerosas ocasiones tengamos que bajarnos de las bicis. A partir de Requejo, comienza la ascensión al punto más alto por el que pasaremos desde que empezamos en Sevilla y acabemos en Santiago, nos referimos al Puerto de Padornelo con 1350 m de altitud. Comenzamos la subida con unos 3,4 km por la carretera nacional, para luego dejar esta y tomar un camino de grava que dificulta mucho la ascensión en algunos tramos. La ascensión se hace menos bonita de lo que había imaginado, tal vez por su proximidad con la nacional y al hecho de poder escuchar el estruendo de los camiones al pasar. Llegamos al final del alto, donde lo mas destacable, es un hito con una flecha amarilla que nos indica hacia la izquierda por una empinada bajada. Este final tan simple y poco estetico, me decepciona debido a la idea que me había hecho en relación a la conclusión de puerto mítico.


                                        amanece en Puebla de Sanabria (inicio de esta etapa)




                                                                Camino de Requejo



                                                                   Bucólica senda


                                                Bonita iglesia románica antes de Requejo


                                                 Comienza la subida al Puerto de Padornelo



                                      Riachuelo que atraviesa el camino de ascensión al Padornelo



                                                                  Vistas en plena subida



                                         Hito que marca el final del camino que sube al Padornelo



      Iniciamos es descenso y al poco de hacerlo equivocamos el camino. Me bajo de la bici y ando un trecho con intención de encontrar alguna flecha amarilla que nos indique la buena dirección. En esos momentos y como una aparición, un corzo se queda parado en el camino observándome, al tiempo que inmóvil y casi sin respirar alargo tan mágico instante. Al poco el animal sigue su camino internándose en la maleza, mientras que de la espesura surge un ronco gruñir. Agazapado entre la maleza puedo contemplar como dos jabalíes gruñen, al tiempo que retozan en una pequeña charca, para al poco y tranquilamente seguir su camino monte arriba. Mientras todo esto pasa, Aurora que se quedó un poco mas arriba machacandosela al móvil y no enterándose de nada de lo ocurrido: inconvenientes de la tecnología...
      Una vez que localizamos el camino correcto, emprendemos un largo y técnico descenso que nos obliga en múltiples ocasiones a poner pié en tierra y en el que en varias ocasiones estoy a punto de romperme la crisma. Este descenso transcurre por trialeras repletas de piedras y tramos no ciclables pero de una gran belleza, que nos conducirán primero a la aldea de Aciberos y poco después y tras salvar fuertes repechos a  Lubián, lugar este último donde paramos a comer algo antes de iniciar el ascenso al primer puerto en tierras gallegas.

                                        Camino de Lubián por las preciosas tierras sanabresas



                                      Nos quedan pocos kilómetros para pisar tierras gallegas



                                                                            Lubián



      Después de comer algo, nos dirigimos al inicio del Alto de A Canda, descendiendo por inclinadisimas rampas al Santuario de la Tuiza, desde donde comenzamos la ascensión a este alto. La subida por el camino oficial, consta de 4 kilómetros y 300 metros de desnivel, los cuales se realizan íntegramente por un durisimo, embarrado e inciclable sendero que nos obligará a empujar la bici hasta el final del puerto.

                                   Ascendiendo las durisimas e inciclables rampas del A Canda



                                                       Las rampas se siguen sucediendo



                                                                    ¡Y siguen...!



                                                        Por fin en el Alto de A Canda



                                                   Cogiendo agua en la fuente del puerto


      Después de llenar de agua los botellines de nuestras bicis en la fuente situada en el A Canda y circulando por primera vez en nuestro viaje por tierras gallegas, iniciamos el descenso a A Vilavella donde llegamos sin mayores inicidencias. En esta localidad y tras atravesar sus callejuelas repletas de antiguas casas, damos con las flechas amarillas y continuamos por terreno encharcado, inciclabe y con alguna que otra cancela que tendremos que abrir y cerrar hasta llegar a O Pereiro desde donde nos quedaran 12 km hasta nuestro destino situado en la gallega localidad de A Gudiña. Estos 12 kilómetros, nos llevaran por terreno difícil en el que tendremos de caminar casi todo el tiempo, hasta el Alto de O Cañizo y poco después a un altozano desde donde divisaremos A Gudiña.

                                  Tras A Vilavella proseguimos el Camino por terreno dificil



                                                             Camino de O Pereiro



                                  Un alto en el camino con los verdes prados gallegos al fondo



                                                         Camino del Alto O Cañizo



                                                       En plena ascensión al O Cañizo



                                                                 A Gudiña al fondo



     Concluye esta durisima etapa en A Gudiña, donde pernoctamos en su albergue el cual está ubicado en un amplio y blando edificio. En este albergue el cual tiene cocina y cuesta cinco euros, al llegar cada peregrino ocupa su litera y sobre las ocho de la tarde se pasa el hospitalero a cobrar y sellar la credencial.
      Al tiempo que hago la cena, noto como me duele la espalda tras haberme pasado el día empujando la bicicleta por rampas infernales que me han dejado hecho fosfatina.
      Mientras miramos por las ventanas del albergue para ver si llegan, nos preguntamos que habrá sido de Mirian y José tras su primera etapa en el Camino...






                                             13ª ETAPA: A Gudiña-Alberguería ( 48 km y 7 horas)




      Tras la etapa anterior, la cual nos dejó los cuerpos bastante quebrantados, decidimos hacer una etapa corta con la intención de recuperarnos. Salimos de A Gudiña, la cual se encuentra a unos mil  metros de altitud, y inmediatamente comenzamos a subir hasta situarnos en el entorno de los 1100 metros. Pedaleamos por estas tierras altas aproximadamente unos 20 km, acometiendo continuos repechos de subida y bajada. Mientras pedaleamos, somos testigos de la belleza de estas tierras gallegas las cuales nos ofrecen a nuestra derecha un verde y profundo valle sobre el que se extiende un embalse, sobre el que se alzan montañas igualmente verdes. Atravesamos algunas aldeas como A Venda do Espiño, A Venda da Teresa, Venda da Capela y Venda do Boluño, las cuales aparecen ante nosotros como imágenes espectrales surgidas de una ligera niebla agarrada en algunas partes de las montañas sobre las que pedaleamos, hasta que llegamos a una pronunciada bajada repleta de piedras sueltas, mas propia de cabras locas que de ciclistas, la cual bajo íntegramente montado sobre mi maquina, con talegazo incluido a mitad de la misma, para acabar llegando a Campobecerros.

                         Al poco de salir de A Gudiña, empezamos a pedalear por tierras altas gallegas



                                                               Embalse das Portas



Dejamos atras el embalse para seguir por tierras altas a 1100 m



Poco antes de llegar a Campobecerros



      Salimos de Campobecerros y tras quince kilómetros por amplios caminos que pican hacia abajo, y pasar por "La Cruz del Milladoiro y As Eiras tras una larga y pronunciada bajada por asfalto, llegamos a la localidad de Laza donde paramos a comprar provisiones y a comer algo antes de afrontar la subida a Alberguería.

                               
                                                 A nuestro paso por La Cruz del Milladoiro





As Eiras en el fondo del valle


      Al poco de salir de Laza nos encontramos con un peregrino, el cual, como si de un autómata se tratara camina a una velocidad endiablada Tras adelantarle, pedaleamos por campos muy verdes, dirigiéndonos al alto que nos llevará a Alberguería donde finalizaremos la etapa. Para llegar, podemos elegir entre circular por una carretera secundaria con escaso trafico, o ascender por el camino oficial donde nos encontraremos con que gran parte de la ascensión la tendremos que hacer empujando nuestras bicis al no ser ciclabe: elegimos esta última opción..... En Soutelo Verde comienza la autentica ascensión por fuertes rampas ciclables, para al poco tener que poner pie en tierra y caminar prácticamente hasta llegar a Alberguería.

                                                          Camino de Soutelo Verde



                                                   Cogiendo boletus en plena ascensión



                                                       Y comienza en terreno inciclable



                                                                        Y sigue...



Poco antes de Alberguería, el terreno aunque duro se puede ciclar
      



                                                               Llegada a Albergueria






                                                     ALBERGUERÍA Y SU ALBERGUE



      Alberguería es un precioso pueblecito, que como un anacronismo construido en duro y gris granito, desafía al tiempo alzándose a casi 900 metros en la montaña gallega. Según nos contaron, fue fundado por la Orden de San Juan y sus Caballeros Hospitalarios, siendo sus graníticas calles, iglesia y plaza, testigos inequívocos del esplendor que en otro tiempo tuvo este enclave.
     Su albergue, como no, construido en granito y cuyo coste es el donativo que el viajero quiera entregar, está regentado por Rafa, el cual también lleva el pintoresco barecito que justo frente al albergue luce colgadas de su techo y paredes, miles de conchas vieriras con los nombres de los peregrinos que a lo largo del tiempo han ido pasando por él.
     Pasamos la tarde en el bar del pueblo, acompañados por la fantástica música que Rafa siempre tiene puesta y por el autómata que andaba a una velocidad endiablada a la salida de Laza, y el cual resultó ser Joao, un portugués trotamundos que ha andado por todos los Caminos que desde Portugal llegan a Santiago de Compostela, suponemos que a la misma vertiginosa velocidad de la cual fuimos testigos. Debido a esta facultad de caminar tan rápido, desde ese momento le empezamos a llamar: EL PORTUGUÉS VOLADOR...
      La tarde iba transcurriendo entre risas, anécdotas, fotos, cervezas y chupitos del fuerte orujo que Rafa nos suministraba, y de repente en la puerta del bar aparecieron Mirian y José, que tras su primera etapa,  la cual debido a su dureza tuvieron que hacer por carretera no llegando al albergue de A Gudiña, consiguieron alcanzarnos en este mágico enclave. 
      La tarde fue perfecta...
      


                                                          El albergue de Alberguería




                                                                   En el bar de Rafa




                                             Aurora, yo mismo, Rafa y el Portugués Volador




                                                            En el interior del albergue







                                              14ª ETAPA: Alberguería-Cea ( 73 km y unas 9 horas )




      Cuando salimos de Alberguería, nos dijeron que en apenas dos horas estariamos en Ourense. Evidentemente, el que nos dio esa información pensaba que iriamos por carretera y no por camino. Esta última opción es bastante mas complicada y nos obligará a poner pié en tierra en multitud de ocasiones, retrasando nuestra marcha.
      Nada más salir de Alberguería, el camino se empieza a complicar al estar sumamente embarrado y hacerse complicada la circulación por él. El trayecto hasta Ourense, aunque picando hacia abajo, se convierte en un constante deambular por caminos y sendas con muchos tramos no ciclables que nos sacan constantemente a la carretera, y cuando creemos que la complicación de los caminos ya se ha terminado, volvemos a dejar aquella para continuar por caminos imposibles de pedalear. Nuestro periplo nos lleva a pasar por bonitas localidades galleguiñas como Xunqueira de Ambia, Salgueiras, Pereiras y reboreado para finalmente llegar a Ourense.

                                       Terreno embarrado y difícil nada más salir de Alberguería



                                                          Avanzando entre la niebla



                             La Cruz de Segadores y las típicas señales que nos señalizan el Camino
                                                          a unos 8 km de Alberguería


                                                           Un descanso en el camino



                                            Los verdes campos gallegos camino de Ourense



Pasamos por rincones con encanto



      A la entrada de Ourense paramos a comer algo, para poco después continuar por  una larga subida que através de una amplia avenida nos llevará directamente al albergue de peregrinos. Una vez en el albergue, paramos a sellar y continuamos al quedar aún mucho día por delante. Pasado el Puente Viejo de Ourense, se nos presentan dos opciones que se juntan en A Casanova: elegimos la de la izquierda al ser cuatro kilómetros mas corta. Salimos de población, para al poco afrontar la famosa y durisima Costiña de Canedo, antigua calzada romana asfaltada actualmente y que consta de una sola rampa de 2 kms al 20 % de desnivel. La subida de la Costiña se hace durisima y penosa, sacando a relucir el fantástico estado de forma de Aurora que la sube casi sin despeinarse, mientras que yo resoplo como una cafetera vieja. Una vez solventado tan molesto obstáculo, transitamos por zonas mas suaves que aunque por camino, nos hacen salvar kilómetros con razonable celeridad, hasta llegar a A Casanova localidad esta donde se juntan las dos opciones que se nos presentaron al salir de Ourense. A poco más de dos kilómetros llegamos a Cea, donde pernoctamos en su albergue de peregrinos.

                                                               La catedral de Orense



                       Aurora en el Rincón de Cesar a unos pocos kilómetros de la Costiña de Canedo



                                  Circulando por amplios caminos que nos hacen ganar muchos
                                                             kilómetros en poco tiempo


                                                                    Más de lo mismo



                                       Transitando por los restos de una antigua calzada romana
                                                                     camino de Cea


                                                             Casi finalizando la etapa



                                              El albergue de Cea junto a un típico hórreo






                                         15ª ETAPA: Cea-Monasterio de Oseira ( 9 kilómetros)



      Mas que una etapa propiamente dicha, nuestra visita al increible Monasterio de Oseira, se debió a nuestro deseo de visitar y pernoctar en este lugar, que como una isla de paz, tranquilidad y misticismo, desafía al tiempo entre montañas y bosques. Con mas de mil años de antigüedad (fue construido en el siglo XI), sus piedras fueron testigo del paso de miles de peregrinos, que a lo largo de la historia fueron pasando por este lugar en busca de la hospitalidad de los monjes cistercienses que habitan y habitaron este lugar.
      A nuestra salida de Cea, tan solo nueve kilómetros de subida entre espesos bosques nos separaban del monasterio. Todo hacía presagiar que la jornada sería tranquila y relajada, cuando una llamada a mi movil nos sacó del mutismo con que avanzábamos entre la espesura: me comunicaron que la noche anterior, alguien a quien apreciaba de veras había fallecido repentinamente. Me quedé inmovil, exhausto..., como si de repente me hubiese vaciado por dentro..Lo que nos restaba de trayecto hasta Oseira, lo hice en silencio y caminando con la bicicleta de la mano. Mientras caminaba, mi mente se encontraba trece años atrás, cuando en Lanzarote conocí a Emilio. Le recordaba como ese tipo de personas que acostumbran a no hacerse notar mientras hacen mas agradable la vida de los demás. También recordaba la charla que tuvimos al conocernos, cuando me confesaba su pasión por la literatura y en especial su admiración por Paolo Coello (quizá ahora se encuentren charlando en algún lugar indeterminado de un mundo mejor). Emilio era un autentico poeta, y cuando un poeta se marcha...,  EL MUNDO SE QUEDA UN POCO MAS FEO.
      El albergue del Monasterio de Oseira se encuentra en uno de los extremos del edificio principal, y consta de una amplia nave construida en un frío granito que durante un milenio ha sido testigo de las peregrinaciones jacobeas siglo tras siglo. Cuando penetramos en el mismo se encontraba vacío, y un silencio sepulcral inundaba toda la sala. Podría decirse que aquí las piedras atesoran recuerdos que se alargan casi hasta la eternidad, y basta con cerrar los ojos y rozar con la punta de los dedos su fría y rugosa superficie, para que aquellas te transmitan ecos del pasado que como un vértigo irrefrenable se adueñan del estado de animo del viajero. Sentado a la puerta del albergue, rodeado de verde hierba y bajo la sombra proyectada por la mole granítica, mi estado de animo era gris como las piedras que me rodean. La funesta noticia recibida a primeras horas de la mañana, me ha dejado hecho polvo y sin ningún animo. Así paso toda la mañana, hasta que al mediodía una alegre voz me saca de mi mutismo para comprobar que tan alegre alboroto proviene de la boca sonriente del "Portugués Volador", que en un alarde de resistencia nos ha conseguido dar alcance. La tarde va transcurriendo entre charlas y una cada vez más animada conversación, hasta que el momento en que realizamos un brindis con el fuerte licor de eucalipto fabricado por los monjes, aparecen ante nosotros, esbozando una radiante sonrisa Mirian y José...


                                               Camino de Oseira, la mañana luce radiante 




                                                 La ruta transcurre entre espesos bosques 




                                                              El Monasterio de Oserira 




                                                 El albergue del monasterio en primer plano




                                                              El interior del albergue 




                                                          Otro angulo del monasterio 




                                                      A la izquierda la entrada a la iglesia



      Todos reunidos de nuevo, la tarde va transcurriendo entre charlas, risas y brindis, al tiempo que una reparación en la bici de Mirian me mantiene entretenido y alejado de los oscuros pensamientos que hasta ese momento habían ocupado mi cabeza.. A las 18:30 de la tarde, los monjes nos invitan a penetrar en el interior del monasterio y asistir a una tradicional misa cantada. Cada uno ocupamos nuestro puesto en un banco, cerca de un enorme ventanal que nos muestra los bosques extendiéndose en todo su esplendor. Nada mas comenzar los cánticos, como por arte de magia y tal vez debido a los acontecimientos acontecidos durante la mañana, mi mente abandona mi cuerpo situándome en un mundo fronterizo entre este y otro, para al poco abrirse una puerta que he mantenido oculta en lo mas profundo de mi memoria, dando paso a la imagen de los cuatro seres queridos que en apenas diez meses se han marchado para dejarme un poco mas solo. Los veo en mi interior y siento pena y emoción a partes iguales.... ¡Cuanto me gustaría volver a verlos...!¡ Cuanto me gustaría volver a hablarles...! ¡Cuanto me gustaría volver a escucharles...! Poco a poco las voces de los monjes se fueron apagando al tiempo que mi mente volvía a ocupar mi cuerpo, quedándome una sensación de amarga nostalgia tras el recuerdo de las cuatro estrellas fugaces que en un momento u otro de mi vida y en menor o mayor medida, habían iluminado esta con su luz: CUANDO LAS ESTRELLAS SE APAGAN Y DEJAN DE LUCIR, LA NOCHE ES MAS OSCURA.
      Me gustaría ser un tipo religioso y creyente, pues tal vez esta sería la forma de exorcizar los fantasmas que llevo dentro y sin duda mi vida sería mas fácil... 


                                                        Un patio interior del monasterio 




                                                            Otro patio del monasterio



                                                             
Caminando por pasillos empedrados





                                                      Intentando reparar la bici de Mírian



                José, Mirian, Aurora, Chema y Joao (el portugués volador), a la puerta del albergue



      Una vez todos juntos de nuevo en el albergue, la velada fue fantástica... Al día siguiente nosotros nos proponíamos llegar a Santiago, José y Mirian lo harían en dos días, mientras que Joao no tenía claro cuando llegaría. Todos deseamos que la suerte nos acompañara y que al menos una vez mas nos volviésemos a ver...







                     16ª ETAPA: Monasterio de Oseira- Santiago de Compostela ( 84 km y 9 horas)




      Comenzamos la nueva etapa con la idea de llegar a Santiago. Nos espera una etapa tipicamente gallega que aunque hasta Puente Ulla pica hacia abajo, lo cierto es que se encuentra repleta de continuas subidas y bajadas que harán que la etapa se haga larga. A partir de Puente Ulla tendremos que salvar fuertes subidas hasta llegar a la capital gallega.
      Salimos sobre las 8:30 horas y Joao hace ya tiempo que nos cogió la delantera. Partimos de Oseira por una complicada subida difícil de ciclar, para seguir por una estrecha vereda de bajada entre tupida vegetación que casi nos hace imposible el paso con las bicicletas de la mano. Hasta Castro Dozón, a unos 14 kilómetros de Oseira, la etapa continúa igual de complicada obligándonos a bajarnos constantemente de nuestros vehículos, mientras nos lleva a pasar por pequeñas aldeas como Miralos, Vivarelo, Fontao, A Gouza y Bidueiros y finalmente a Castro donde desayunamos algo.

                     Salimos del Monasterio de Oseira, mientras los bosques y montañas se desperezan


                                  Hasta Castro Dozón nos esperan zonas complicadas de ciclar



                                                  También nos esperan zonas embarradas



                                                  Los campos gallegos están preciosos



                                                            LLegando a Castro Dozón            



      Salimos de Castro Dozón por un terreno bastante mas fácil de ciclar y en el que los kilómetros pasan con mayor celeridad. Muchos kilómetros después de nuestra partida del monasterio, nos cruzamos con el portugués volador, que al haber salido mucho antes que nosotros, unido al hecho de que la primera parte de la etapa se circula mas rápido andando que en bici, debido a la inciclabilidad de la misma, nos ha cogido muchisima delantera. Pasamos a su altura y nos despedimos con un alegre saludo. Surge un problema con el freno trasero de Aurora, el cual parece haber dicho basta al perder liquido, resultando inservible a la hora de frenar. Seguimos hasta Silleda, donde nos han dicho que hay talleres de reparación de bicicletas, llegando a uno de ellos justo poco antes de que cerraran el establecimiento. Comemos algo y continuamos nuevamente por zonas llenas de toboganes que nos van consumiendo las fuerzas kilómetro a kilómetro, hasta  que tras una larga e inclinadisima bajada que nos obliga a emplearnos a fondo, llegamos a Puente Ulla.

                                                   Las eternas subidas y bajadas gallegas



                                          Pasando por enclaves pintorescos camino de Silleda



                                        Las sombras de los arboles nos alivian del calor de la tarde



                                          Ahora por un carril asfaltado camino de Puente Ulla



                                                    El Ulla a nuestro paso por Puente Ulla



      Tras es descenso a Puente Ulla, salimos de esta localidad por una subida que se alargará casi ocho kilömetros. Comenzamos la ascensión por la nacional, para al poco enviarnos las flechas a amarillas por caminos de tierra y grava suelta que dificultan la ascensión. Tras sufrir en nuestros cansadas piernas los rigores de la subida, más el elevado calor, inusual para estas tierras en estas fechas, enfilamos los casi veinte kilómetros que nos quedan hasta Santiago por carriles de tierra en unas ocasiones y asfalto en otras, pero repletos inariablemente de continuas subidas y bajadas que nos acompañaran hasta la Plaza del Obradoiro.



                                              A nuestra llegada a Santiago de Compostela




                                                La catedral con una de sus torres en obras




                                Anochece en Santiago desde el albergue del Seminario Menor



                                                                    Vista nocturna


     ¡Por fin en Santiago de Compostela...! Desgraciadamente esta vez no tendremos tiempo como para llegar hasta Fisterra, y tendremos que volver de inmediato a nuestros respectivos trabajos. No importa..., en octubre hicimos "El Camino del Norte" llegando a Muxía y Finisterre. En apenas siete meses hemos tenido la enorme fortuna de hacer "El Camino del Norte" y "La Vía de la Plata"..., ha sido fantástico. Espero que dentro de poco nos veamos en en "El Camino Portugues"..., pero esa será otra historia.








                                                  UN DIA DE DESCANSO EN SANTIAGO




       Como siempre que llegamos a Santiago de Compostela, pernoctamos en el albergue de peregrinos ubicado en el Seminario Menor. Cada vez que me alojo en este lugar aguardando la partida de vuelta a casa, me asalta una sensaciçoín de alegría y tristeza al mismo tiempo: alegría porque hemos llegado a la meta, y tristeza porque El Camino se acaba y para mí siempre fue mas importante el viaje en sí que la meta...
      El día de descanso lo pasamos holgazaneando y paseando por la capital gallega, cuando poco antes de anochecer en la Plaza del Obradoiro, una voz conocida nos llama y....¡Sorpresa!: el portugués volador acaba de llegar hace tan solo unas horas, después de cubrir dos etapas de cuarenta y tantos kilómetros cada una. La noche resulta estupenda: la pasamos riendo, charlando de futuros Caminos, bebiendo cerveza y queimada, y disfrutando de la bonita noche gallega, que como hecha de terciopelo negro, nos envuelve entre los acordes y  voces de los músicos callejeros que dan muestra de sus habilidades y arte en las calles santiagueras...

Una última foto con el portugués volador



      Y después de una velada estupenda, llega la hora de los abrazos y las despedidas. Nos hacemos una ultima foto con Joao, y mientras caminamos de nuevo por la Plaza del Obradoiro, nos vemos arrastrados por la alegre algarabía que la tuna esta liando en los soportales de la famosa plaza. 
      Perfecto, todo es perfecto: la noche, la musica, la juerga de la tuna, las risas... Alegría, alegría, que al año que viene, si la suerte nos acompaña, volveremos a estar en Santiago tras un largo viaje, más si la suerte nos es esquiva...., al diablo con ella, porque en estos momentos el futuro no importa ya que estamos felices en SANTIAGO.





EL FINAL DEL VIAJE



      Hace ya un tiempo que concluyó el viaje y volvimos a casa y a la monotonía diaria. A veces me es inevitable volver la vista atrás y recordar la aventura que nos ofreció La Vía de la Plata y El Camino Sanabrés. Cuando la rutinaria vida cotidiana se hace insoportable, mi imaginación vuela hasta la vastas dehesas andaluzas y extremeñas, a las tierras de los barros, a las llanuras castellanas y a los salvajes puertos gallegos, e inevitablemente una pregunta me asalta una y otra vez: yo conozco infinidad de historias que hablan del Camino, ¿conocerá el  Camino alguna historia que hable de aquellos que lo recorremos? Quiero pensar que sí... Si es posible que exista un lugar donde las piedras tengan memoria, sin duda debe de ser en este pasillo natural del sur al norte peninsular, por donde se desplazaron los pueblos que ocuparon la península, donde los romanos construyeron una calzada inmemorial que se extiende a lo largo del tiempo hasta casi lo eterno, y por donde a lo largo de la historia miles y miles de peregrinos viajaron a postrase ante el apóstol. Más en el caso de que no fuera así, yo continuaré contando historias que hablen del Camino y de la Vía de la Plata, y dentro de mucho, mucho tiempo, seguiré contando a todo aquel que me quiera escuchar, que en una época de mi vida dí un largo paseo por la historio, un larguisimo paseo por LA ETERNIDAD.





                                                                 


4 comentarios:

  1. fotos?

    ahora queda o camino portugués…

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    1. Las fotos las pondré poco a poco con cada etapa, cuando tenga tiempo. Ha sido una alegría volver a saber de tí através del blog.... Un abrazo muy fuerte "Portugués Volador".

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  2. Queridos amigos, nos encanta el blog, es como revivir momentos e imaginar otros... con ganas de volver y de veros de nuevo... Además Chema, te debo una en Manjarin... o en Mondariz... jajaja
    No os canséis de escribir, que os seguimos.

    Un saludo para ti también Joao el incansable!!!.

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  3. Muchisimas gracias por tus bonitas palabras...El haberos conocido fue realmente increible y esperamos que nuestros caminos se vuelvan a cruzar, así pues, cuando tengamos ocasión brindemos por ello: BRINDEMOS POR EL OJALA!!!

    A tí, a José y al Portugués Volador, os enviamos el beso mas grande del mundo!!!!!!

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